Nuevo escenario comercial global: Evaluación de riesgos y oportunidades
junio 2, 2025
Escrito por: Admin L360
La reciente estrategia arancelaria impulsada por la administración de Donald Trump en Estados Unidos reconfigura el tablero del comercio global y obliga a desplegar una respuesta estratégica para proteger nuestras exportaciones clave.

Este escenario genera riesgos inmediatos, pero también abre oportunidades de diversificación y fortalecimiento logístico que podrían redefinir la posición del país en los mercados internacionales.
Panorama General: El impacto de la política arancelaria estadounidense
El 2 de abril de 2025, el gobierno de Estados Unidos, bajo la presidencia de Donald Trump, anunció una serie de medidas arancelarias que marcan un giro en su política comercial internacional. Estas contemplan un arancel general del 10% para importaciones de múltiples países —incluido nuestro país—, gravámenes de hasta 25% en sectores estratégicos como el automotor, acero y aluminio, y aumentos de hasta 145% en productos vinculados a la transición energética, como baterías, minerales críticos y vehículos eléctricos.
Esta nueva fase del proteccionismo estadounidense ha sido denominada «Día de la Liberación«, bajo el argumento de restaurar un comercio más justo basado en la reciprocidad. Como respuesta, China ha reaccionado con aranceles de hasta 125% a productos agroalimentarios estadounidenses, intensificando una guerra comercial que amenaza con desestabilizar flujos globales de bienes y cadenas de suministro.
Frente a un nuevo escenario: vulnerabilidad y preparación

Aunque desde el 2004 mantenemos un Tratado de Libre Comercio (TLC) con Estados Unidos, no somos ajenos a los efectos de esta política. Aunque el tratado otorga cierta cobertura legal, los sectores agroexportador, vitivinícola y minero podrían enfrentar barreras indirectas que afecten su competitividad. Nuestra economía, altamente abierta y dependiente del comercio exterior, debe responder con rapidez y precisión.
Daniella De Luca Navarrete, jefa de carrera de Negocios Internacionales de la Universidad de Valparaíso, subraya que «la relación comercial entre Chile y EE.UU. es estratégica. Si bien no es nuestro mayor socio comercial, representa un destino prioritario para frutas, vinos y minerales. Cualquier disrupción en este vínculo puede generar impactos logísticos y financieros relevantes».
Pablo Díaz Arriagada, Ingeniero Comercial con estudios de posgrado en Supply Chain Management, agrega que «Estados Unidos concentra aproximadamente el 15% de nuestras exportaciones y un 20% de las importaciones. Esto convierte a ese país en un socio difícil de reemplazar en el corto plazo. No basta con una reacción puntual: se necesita una planificación de largo aliento».

Cobre y agroindustria: sectores en alerta
Uno de los sectores más expuestos es el agroexportador. Más del 35% de las frutas que se exportan —como cerezas, arándanos y uvas— se dirigen a Estados Unidos. Un aumento en los aranceles afectaría directamente la competitividad frente a países con acceso preferente o producciones a menor costo. Las consecuencias no solo serían económicas, sino también sociales: podrían verse comprometidos miles de empleos vinculados a las regiones productoras.
En el ámbito minero, el cobre —principal exportación de nuestro país— no ha sido incluido en el nuevo esquema arancelario. Sin embargo, EE.UU. importa un 11% del cobre chileno. De producirse una escalada en el conflicto comercial, este insumo podría ser incluido, generando la necesidad de reconfigurar rutas de exportación hacia mercados como China o India, lo cual implicaría renegociaciones contractuales, incremento en costos logísticos y adecuación de servicios de transporte marítimo.
Estrategias de respuesta: visión y acciones concretas
Frente a esta coyuntura, los expertos coinciden en que la reacción de nuestro país debe ser integral, combinando diplomacia, innovación y fortalecimiento operativo. Pablo Díaz estratégicos prioritarios:
1. Diversificación de mercados: Acelerar la apertura y penetración en Asia, Medio Oriente, África y América Latina, disminuyendo la dependencia de socios tradicionales como EE.UU. y China.
2. Fortalecimiento logístico: Invertir en infraestructura portuaria, digitalización de procesos aduaneros y transporte eficiente que permita reducir costos y responder con mayor agilidad a los cambios del mercado internacional.
3. Gestión financiera: Incorporar herramientas de protección cambiaria, control de costos operativos y acceso a financiamiento flexible para exportadores.
4. Políticas públicas proactivas: Impulsar productos no tradicionales con alto valor agregado y apoyar con subsidios y programas de innovación a sectores emergentes.
5. Diplomacia comercial: Intensificar negociaciones bilaterales y multilaterales que permitan revisar aranceles, mejorar tratados existentes y explorar nuevas alianzas estratégicas.
Rediseñando la logística: nodos regionales y alianzas estratégicas
Una propuesta clave de Daniella De Luca es la descentralización del modelo logístico. «Hoy el país depende excesivamente de los puertos de Valparaíso y San Antonio. Es momento de invertir en corredores bioceánicos, zonas francas regionales y plataformas multimodales que distribuyan la carga con mayor eficiencia y flexibilidad».
Lee el artículo completo en la edición 02 de Logística 360 Chile, págs. 22-24: https://tinyurl.com/4s64wnay
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