Chile, con un 95 por ciento de la carga exportada e importada que se moviliza por transporte marítimo, mantiene importantes desafíos portuarios en cuanto a logística, infraestructura y seguridad para enfrentar el narcotráfico en aumento en la región latinoamericana, afirmaron especialistas en un seminario.

Autoridades y dirigentes portuarios del país participaron este martes en un encuentro virtual organizado por la Fundación Chilena del Pacífico, en el que trataron los principales retos para esta industria estratégica para el desarrollo económico nacional.

Daniel Fernández, presidente de la Cámara Marítima y Portuaria de Chile, señaló en su presentación que «la eficiencia de nuestra logística marítimo portuaria condiciona la competitividad de nuestro comercio exterior», que representa una amplia parte del Producto Interno Bruto (PIB).

«Mientras menos fricciones haya en el ámbito portuario, mejor para el país», dijo el representante de alrededor de 30 entidades locales y extranjeras asociadas a la Cámara.

Chile posee una geografía idónea para el transporte marítimo, con cerca de 6.500 kilómetros de costa que miran al océano Pacífico. Es, a su vez, el quinto país con mayor movimiento de contenedores de Latinoamérica, de acuerdo con el informe portuario 2022-2023 de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

Bajo estas condiciones naturales, se erigen en las orillas chilenas una cincuentena de terminales de carga públicos y privados. Los principales puertos son los de Valparaíso y San Antonio, ambos ubicados en la zona central, donde se concentra gran parte de la actividad económica.

En este contexto, Fernández repasó los aspectos clave a mejorar en la industria portuaria a corto plazo, como el uso eficiente y disponibilidad de aguas costeras, y la construcción de líneas ferroviarias exclusivas para carga, con el objetivo de evitar los atascos de camiones dirigidos a los puertos en las principales carreteras.

También indicó la necesidad de visibilizar las tarifas portuarias en general y mejorar la capacidad para atraer a buques de gran escala, como ocurre en los grandes puertos peruanos El Callao y Chancay, este último se espera entre en funcionamiento a comienzos de 2025, con la idea de ser más competitivos en el mercado marítimo internacional.

Fernández aseguró además que, en vista de un alza significativa del crimen organizado y transporte de drogas en buques de contenedores, con decomisos históricos de sustancias ilícitas que han ido creciendo en esta región, se requiere «un esfuerzo importante», en vista de que «las navieras y terminales internacionales tienen estándares bastante más altos que en Chile».

«En los puertos pasa bastante droga y el único que puede abrir un contenedor para revisar la carga es el Servicio Nacional de Aduanas o la Policía Marítima, a través de una orden judicial (…) El estándar de escaneo y revisión es bajo, sobre todo por la vocación de Aduanas de fiscalizar cargas que ingresan a Chile por un tema de control tributario establecido por ley», aseveró el ponente.

Agregó al respecto que «los mayores controles son una condición de base para tener seguridad mínima en las operaciones».

Según cifras de la Armada de Chile, a través de la Dirección General del Territorio Marítimo y Marina Mercante, la droga incautada en 2021 por mar subió un 67 por ciento en comparación con 2019.

Un informe de 2020 del Observatorio del Narcotráfico de la Fiscalía Nacional de Chile advirtió acerca del incremento en el uso de las vías marítimas para el tráfico. El documento señaló que a los puertos australes ingresa droga proveniente de otras fuentes sudamericanas, para luego trasladarse al exterior, especialmente a Europa y Australia.

En palabras del subdirector de Intereses Marítimos y Medio Ambiente Acuático, Sigfrido Ramírez, las razones que han contribuido a esta alza del narcotráfico son el cierre de fronteras por la pandemia, lo que agudizó el movimiento de bandas transnacionales del crimen organizado que entran de manera irregular a los países, junto a la aparición de nuevas rutas y modalidades de transporte de drogas.

«Las bandas criminales se han infiltrado a través de las fronteras, saltando toda regulación. Con el cierre de fronteras por la pandemia han aparecido nuevas rutas migratorias y las nuevas modalidades tienen que ver con contenedores insertados con drogas para ser transportadas a destino», señaló el funcionario.

Explicó que la cadena logística del transporte de drogas «se inicia en países productores (de drogas), luego pasa por nuestro país, donde mucha droga se queda y otra cantidad significativa parte desde los puertos chilenos hacia nuevos destinos».

En este escenario, indicó que «la seguridad es un factor diferenciador actualmente en los puertos», y destacó la importancia de contar con un sistema de colaboración entre países para combatir esta situación.