Anticiparse y minimizar riesgos: Claves para asegurar la cadena de abastecimiento

noviembre 6, 2024

Escrito por: Admin L360

Para lograr esta anticipación, las nuevas tecnologías como el big data, la automatización de procesos, la robótica y la inteligencia artificial son fundamentales.

La pandemia del covid-19 demostró crudamente la importancia de la anticipación y la digitalización en la logística para asegurar el funcionamiento de la cadena de suministro en situaciones adversas. Tras su finalización, las consecuencias continuaron, con una demanda de bienes y servicios que se disparó, incremento de precios de productos, y una cadena de suministro fuertemente dañada.

En esta circunstancia, quedó claramente expuesto que los procesos de distribución son imprescindibles para garantizar el comercio mundial, la competitividad y el crecimiento económico de los países en los que operan. Pero se descubrió sobre todo que asegurar el abastecimiento iba más allá de mover camiones y realizar otras operaciones logísticas. Se requería, sobre todo, anticiparse al problema y que las empresas ejecuten una gestión global en toda su cadena de abastecimiento.

Así lo hace saber el presidente de UNO Logística, Francisco Aranda.

Digitalización en la anticipación

Para lograr esta anticipación, las nuevas tecnologías como el big data, la automatización de procesos, la robótica y la inteligencia artificial son fundamentales, pues permiten a las empresas estar preparadas para actuar con rapidez ante cualquier imprevisto y hacer frente a la volatilidad de los diferentes suministros.

«Analizamos a fondo muchos parámetros para realizar una evaluación de riesgos con los proveedores clave, y establecer planes de emergencia. La idea es poder abordar hoy las posibles necesidades que puedan llegar mañana», señala Francisco Aranda.

Saber convivir y manejar la incertidumbre estructural es vital para construir cadenas de suministro fuertes y resistentes, coinciden los expertos. Fluctuaciones monetarias, escasez de mano de obra, desastres naturales, aranceles que suben o bajan, el precio del petróleo, los conflictos geopolíticos… todos estos factores afectan a un sector sometido a tensiones permanentes. El director de Coyuntura Económica de Funcas, Raymond Torres, recuerda cómo la inflación se cebó con el precio de los alimentos, que en algunos momentos «superó el 15% en términos interanuales debido a las disrupciones de la cadena de suministros», explica.

En un artículo publicado en la revista Harvard Deusto Business Review, Carles Roig, profesor de la escuela de negocios Esade, apunta tres grandes líneas de acción que deben acometer las empresas ante estos nuevos tiempos. En su opinión, son las propias cadenas de suministro las que alimentan la inflación, y no al revés. Ocurre porque «si la demanda supera a la oferta, se generan tensiones muy importantes de precios». Es urgente, sostiene Roig, «reconceptualizar el factor riesgo e incorporarlo en la toma de decisiones», lo que implica generar mayor visibilidad a lo largo de toda la cadena de suministro. Así es posible, prosigue, «conocer los acontecimientos en tiempo real y la solución predictiva a los problemas», porque detecta su origen, acota su procedencia y delimita sus causas. De esta manera, se minimizan riesgos.

Rediseño necesario

Asimismo, se deben «rediseñar las redes» que conforman dichas cadenas. La suma de distintos factores ha alterado el mercado de materias primas, con un aumento de los costes de transporte. Estas restricciones en la oferta hacen que los plazos de entrega se prolonguen, lo que «ha situado nuestro modelo industrial al límite de su resistencia».

Por ello, este rediseño puede seguir dos caminos complementarios. El primero, escribe el profesor Roig, «se basa en relocalizar la producción según el modelo clásico de búsqueda alternativa de fuentes de suministro de bajo coste» que disminuyan la dependencia de China. Las alternativas son variadas: México y Centroamérica, Europa del Este u otros destinos del sudeste asiático (Malasia, Indonesia, Vietnam…). La segunda vía, más estratégica, pasa por recuperar y aproximar geográficamente parte de los procesos productivos para dar respuestas a los retos a largo plazo, minimizar la dependencia de terceros y superar el factor coste laboral.

La apuesta por la sostenibilidad del negocio, el medio ambiente y los ecosistemas sociales es la última palanca que deben activar las compañías. «Situar los programas de cadena de suministro de forma continuada en la agenda corporativa de las empresas contribuye a desarrollar modelos de negocio con capacidad de competir a lo largo del tiempo», sostiene el experto de Esade. De hecho, este proceso logístico y operativo debería garantizar cero daños en los sistemas medioambientales y sociales. «Esto obliga a las empresas a ir más allá del beneficio económico y a extender su influencia e impacto en territorios en los que se opera, a través de normas y prácticas de comportamiento responsable», concluye Roig.

Anticiparse mejor que esperar

Hasta hace muy poco tiempo, explica el presidente de UNO Logística, Francisco Aranda, las empresas trabajaban con una estrategia denominada just in time, que consistía en almacenar la mínima cantidad posible de productos o de materias, y esperar a contar con ellos en el momento preciso en el que se iban a necesitar. «Hoy en día eso está absolutamente desfasado. Ahora se trabaja con el modelo just in case. Es decir, ¿qué pasaría si…? Cada gestor debe analizar en qué eslabones de la cadena se pueden producir los problemas, y cuáles son las soluciones que ya tiene preparadas», añade.

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