Chile se posiciona entre los dos países que lideran la transición energética en América Latina

julio 19, 2024

Escrito por: Admin L360

El Informe 2024 Fomentando una Transición Energética Eficaz revela que América Latina y el Caribe ha registrado el crecimiento más lento de la última década, con un aumento agregado de las puntuaciones de la ETI (Índice de Transición Energética) de solo el 3%.

Mientras el mundo busca soluciones para limitar el calentamiento global a 1,5 °C haciendo frente a las emisiones globales mediante la descarbonización, las inversiones en infraestructuras y los avances en la normativa, el panorama de la transición energética sigue su curso de manera uniforme en algunas regiones, mientras que en otras es desigual.

La edición 2024 del Informe Fomentando una Transición Energética Eficaz (Fostering Effective Energy Transition en inglés), lanzado por el Foro Económico Mundial en colaboración con Accenture, señala que los 10 países con mejores resultados en la transición energética representan solo el 1% de las emisiones mundiales de CO2 relacionadas con la energía, el 3% del suministro total de energía, el 3% de la demanda energética y el 2% de la población mundial.

En la actualidad, las emisiones relacionadas con la energía representan más del 80% del total de las emisiones mundiales. Encontrar formas de descarbonizar las industrias y crear resiliencia a través de suministros de energía limpia, asegurándose al mismo tiempo de que la transición no deje a nadie atrás, nunca ha sido más apremiante.

A través del Índice de Transición Energética (IET), el informe evalúa el rendimiento actual del sistema energético de 120 países en términos de equidad, sostenibilidad medioambiental y seguridad, así como su preparación para la transición – es decir, hasta qué punto puede crearse un entorno robusto y favorable para la transición. Los componentes básicos de un entorno favorable incluyen un marco político y normativo sólido y la habilidad de atraer y desplegar capital a gran escala. Factores clave como una mano de obra cualificada, la innovación y una infraestructura sólida, también forman parte integral de este marco.

Mientras que los países europeos encabezan la clasificación global, Brasil y Chile figuran como líderes notables entre los 20 primeros del índice de este año.

Brasil y Chile impulsan el crecimiento

Economías emergentes como China y Brasil, junto con Chile -un nuevo integrante en la lista de los 20 países con mejores resultados en la ITE de este año- están dando pasos significativos en la transición energética gracias a sus esfuerzos sostenidos durante varios años. A pesar de que cada país ha adoptado una vía de transición energética única, comparten algunas características comunes, como una mayor seguridad energética a través de combinaciones energéticas y eléctricas diversas, un aumento de las energías renovables y una mayor proporción de energías limpias en la combinación de combustibles, mecanismos de aplicación de tarifas al carbono y entornos reguladores favorables que impulsan y posibilitan la transición energética.

De acuerdo con el informe, Chile genera el 35% de su energía a partir de energía solar y eólica, un testimonio de su importante desarrollo de infraestructuras y la emergencia de una próspera industria de energías renovables. Este éxito se ve reforzado por un apoyo político duradero y la participación activa de empresas consolidadas comprometidas a impulsar el programa de energías limpias del país. El Gobierno tiene el ambicioso objetivo de alcanzar el 70% de consumo de energía a partir de las renovables y ser neutral en emisiones de carbono para 2050.

¿Cuál es el progreso de América Latina y el Caribe en esta transición?

Si bien Brasil y Chile han entrado en la lista de los 20 mejores, el Informe 2024 Fomentando una Transición Energética Eficaz revela que América Latina y el Caribe ha registrado el crecimiento más lento de la última década, con un aumento agregado de las puntuaciones de la ETI de solo el 3%. La región es líder en la dimensión de sostenibilidad, en gran parte debido a su dependencia de la energía hidroeléctrica y a la reciente expansión de la capacidad solar y eólica. Sin embargo, este progreso se ve contrarrestado por un sorprendente descenso del 70% en la inversión en energías renovables durante el mismo periodo.

Los precios del gas y la electricidad se han mantenido altos en los últimos 12 meses en comparación con años anteriores, influidos por factores geopolíticos y geoeconómicos tanto extranjeros como locales. La infraestructura existente en la región necesita una expansión significativa y redes mejor conectadas para apoyar el desarrollo, almacenamiento, distribución y transmisión de energías renovables. Abordar estos retos de infraestructura es crucial para que América Latina y el Caribe avance en la transición energética. El potencial energético y el recurso humano está ahí y unas buenas políticas, combinadas con la colaboración regional, pueden ayudar a desbloquear las inversiones necesarias para impulsar a América Latina a un nuevo nivel de transición energética que beneficie a las economías y a las personas.

El panorama mundial de la transición energética

Globalmente, el ritmo de la transición energética se ha desacelerado y equilibrar sus facetas clave -equidad, seguridad y sostenibilidad- sigue siendo un reto. La consecución de los objetivos energéticos mundiales requiere un apoyo internacional ajustado a las necesidades específicas de cada país, dirigiendo una amplia financiación a las economías emergentes y en desarrollo y aplicando políticas con visión de futuro en todas las naciones para fomentar condiciones de inversión que sean realmente propicias.

En 2023, las inversiones mundiales en infraestructuras de energía limpia ascendieron a 1,8 billones de dólares. Sin embargo, el 84% de estas inversiones tuvieron lugar en economías avanzadas y en China, lo que demuestra que las inversiones en la mayoría de las naciones en desarrollo siguen siendo insuficientes.

El informe de este año destaca que la innovación digital, incluida la IA generativa, presenta importantes oportunidades para el sector de la energía al impulsar la productividad, aumentar los rendimientos y mejorar la disponibilidad de talento. Estas innovaciones pueden desencadenar una nueva oleada de inversiones. No obstante, a medida que estas tecnologías avancen, la electricidad necesaria para sus demandas computacionales aumentará y deberá gestionarse mediante la adopción de modelos de IA más eficientes y fuentes de energía limpias.

Mientras el mundo navega las complejidades de la transición energética, Brasil y Chile pueden ofrecer valiosas lecciones e inspiración a los países vecinos. Transformar la forma en que producimos y consumimos energía exige actuar con decisión, fomentar la colaboración y apoyar las economías locales. Estas medidas son fundamentales para acelerar el camino hacia un futuro energético equitativo, seguro y sostenible. 

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