En los tiempos actuales, un número creciente de consumidores demandan cada vez más que los pedidos lleguen a sus manos en el menor tiempo posible. Es por ello que muchas empresas, en su afán por adaptarse a esta tendencia, están orientando sus estrategias logísticas hacia entregas más rápidas.

Esto, sin embargo, no necesariamente es una medida conveniente para la compañía ni para el entorno físico. Al respecto, el experto José Holguín-Veras indicó que el modelo de entregas superrápidas es insostenible financieramente desde el punto de vista privado y que genera externalidades negativas sobre el medioambiente, tanto desde el punto de vista de consumo energético como de congestión vehicular, entre otros.

«La adicción a las empresas superrápidas va a matar al planeta», señaló.

Algunos de los principales retos en la fase logística del transporte son la congestión, la optimización en la capacidad de los envíos y los efectos negativos en el medio ambiente. Al respecto, Holguín-Veras mencionó que la electromovilidad no es una solución perse, ya que subsisten los efectos en el tráfico; además, critica la tendencia a usar vehículos más pequeños.

«En un camión grande, el 70% de la energía se dedica a transportar el producto, y el vehículo solo representa el 30%. En una camioneta, es lo opuesto: el 70% es su peso 30% los envíos, por lo que el costo por unidad de carga es mucho mayor», advierte.

El director del VREF Center of Excellence for Sustainable Urban Freight Systems (Centro de Excelencia VREF para Sistemas de Transporte Urbano Sostenible) en el Instituto Politécnico Rensselaer, refirió que estos desafíos están influidos por el comportamiento del consumidor.

«Las empresas están atadas a la realidad de los clientes», dijo, por lo que se necesitan cambiar los patrones de entregas, haciéndolas, por ejemplo, por las noches.

En ese sentido, aseguró que se requiere educación para cambiar la mentalidad de los consumidores, junto con medidas que impulsen una verdadera cadena logística sostenible.

«La única solución verdadera es un cambio en el comportamiento de los usuarios. Hacer las cadenas logísticas más sostenibles requiere un conjunto de medidas que comienzan con la educación», resaltó.

Un factor a considerar, agregó el especialista, es que en las ciudades el número de entregas por compras minoristas es mayor a los despachos comerciales. Por eso, otra medida eficiente sería la consolidación de entregas.

«Estamos colaborando con la ciudad de Nueva York en un programa de microhubs, una especia de punto de transferencia organizado, donde se ubique un camión, y desde ahí salgan repartidores en bicicleta, por ejemplo. Ese es un tipo de logística sostenible», destacó.

Añade que otro problema de las ciudades importantes, que generan el grueso de las emisiones, es la falta de parqueos para hacer entregas. «Si los transportistas no tienen espacio asignado, obstaculizan las vías», dijo. Por eso, necesitan medidas del uso del suelo, lo que corresponde «completamente al sector público; debemos tener restricciones, mandatos que garanticen que los edificios nuevos tengan suficientes andenes de carga. Se habla mucho del desarrollo integral de vivienda y del transporte público, pero ¿qué pasa con la carga? Los patrones de uso de suelo tienen que facilitar lo que llamamos cadenas logísticas compactas», remarcó